En este blog, ya hablamos de la arquitectura del viejo Detroit cuando escribimos sobre el Book Cadillac, el imponente hotel del George Washington Boulevard que se salvó de la demolición. La Michigan Central Station puede no tener tanta suerte.
La MCS se terminó de construir en el año 1913, en un atractivo estilo Beaux Arts. Es un formidable edificio de dieciocho pisos, que, en realidad, está formado por la estación en sí (en las plantas bajas) y por un inmueble construido sobre ella, constituido por dos torres laterales, unidas por un gran cuerpo central. El conjunto es tan majestuoso como monumental. No es casualidad que las dos firmas de arquitectos que diseñaron la MCS (Warren & Wetmore y Reed & Stem) fueran también responsables de la Grand Central Terminal de Nueva York. Se nota, claro.
La Michigan Central Station, que fue financiada por la Michigan Central Railroad, funcionó a todo tren desde 1913 hasta comienzos de los años sesenta del pasado siglo. A partir de entonces, el edificio comenzó un lento declive. Mirándolo bien, las bases de su decadencia se pusieron al mismo tiempo que sus cimientos: la estación estaba a tres kilómetros del centro de Detroit (confiaron en que la ciudad se expandiría hacia esa zona, pero erraron), estuvo mal comunicada a partir de los años treinta (se eliminó el transporte público que la conectaba con el centro) y era costosa de mantener, porque el edificio era gigantesco y apenas estaba ocupado (sólo la compañía dueña del inmueble llegó a instalar en él sus oficinas; muchas plantas superiores ni siquiera se remataron). En 1912, se anunció que, por encima del nivel de la estación, toda la MCS iba a ser un gran hotel. Pero luego no fue así.
Si a lo anterior añadimos la paulatina pérdida de popularidad del tren, en favor del automóvil, ya tenemos todos los motivos que explican la caída en desgracia de la MCS. A duras penas, se mantuvo en uso hasta finales de los ochenta y ha permanecido abandonada desde entonces. El tiempo y la terrible acción de los vándalos, han deteriorado hasta el extremo el edificio. Pese a todo, la Michigan Central Station aún conserva su porte, su sólida estructura y su valor histórico.
Lo malo es que la MCS no pertenece ya a la Amtrak ni, por tanto, al gobierno de Estados Unidos. Es un inmueble protegido, pero en manos privadas, que carecen de medios para rehabilitarlo. Tampoco pueden costear su demolición. El ayuntamiento de Detroit, tan escaso de fondos como los dueños, pretende desde 2009 derribar la estación, de un modo u otro. Menos mal que ya se han organizado grupos como SaveMichiganCentral, que persiguen salvar y conservar la Michigan Central Station, por sus muchos méritos artísticos e históricos. ¡Que tengan suerte, que lo consigan!
Extra Bonus Info: como en otros edificios representativos, en éste se emplearon también materiales nobles (mármol, caoba, bronce) en una gran parte de sus zonas más visitadas. Destacable, en este aspecto, era el vestíbulo de los ascensores, bellamente curvado. De aquellos lujos, ya no queda nada: todo lo que podía ser aprovechado, hace ya años que ha sido robado. O vendido por los propios dueños: a partir de 1967, muchos de estos elementos se retiraron y algunos se vendieron por precios auténticamente ridículos (como los elegantes bancos de madera de las salas de espera, que cambiaron de manos por sólo veinticinco dólares la unidad).
Escrito por Equipo de Pop Thing el 15 de Marzo de 2010 · 03:38 PM
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